El próximo 18 de Febrero, celebramos el miércoles de ceniza
Antes de que fueramos católicos, los pueblos que nos precedieron usaron la ceniza con motivos sagrados. No se enumerarán todos sus usos, sino 3 de los principales:
1.- La ceniza servía para ponerle nombre al niño: los papás regaban ceniza en el suelo fuera de la casa, preferentemente en el cruce de caminos. El animal que primero pisara esa ceniza, habiendo dejado su huella, era el nombre que se adoptaba para identificar y darle nombre al recién nacido. El más conocido es Cuahu-temoc, que significa “águila”; en otros era gallina, jaguar, víbora. El animal era reconocido como Nahual, que significa protector o acompañante de la vida. Consecuentemente cuando el niño se enfermaba, se buscaba a su Nahual para que cuidando dicho animal, tuviera benevolencia con el niño y lo tratara mejor.
2.- Su segundo uso, era para espantar al Tecolote, más conocido con el nombre de buho y no tener un maleficio. Con la ceniza ardiente que estaba en el fogón, era posible espantar al tecolote gracias a las chispas que dicha ceniza desprendía. Por que “cuando el buho canta, el indio muere”; en pocas palabras, cuando el buho llegaba cerca de su casa y el Indio escuchaba su canto (Buuu, buuuu, buuuu), se levantaba del petate y rápidamente le arrojaba las brazas y cenizas ardientes para que espantar al animal a así no volviera a cantar por segunda vez ya que esto le taería un maleficio.
3.- La ceniza era el final de la vida del ser humano. Nuestros antepasados quemaban sus muertos y traían a la choza sus cenizas, que ponian en el suelo en forma de cruz. Así recordaban con la línea que va de norte a sur, que sus antepasados habían venido caminando del norte (No hay que olvidar que pasaron de Asia a América por el estrecho de Bering) y que su Dios Sol, al que le llamaban Tonatiúh, camina de Este a Oeste, formandose así una cruz. Recoger las cenizas del muerto, el noveno día de su partida (Novenario), es recoger los pasos de Dios-Sol y los pasos del hombre. El encuentro de las dos caminatas es la muerte. Es entonces cuando se recoge ‘la cruz’.
Antes de que fueramos católicos, los pueblos que nos precedieron usaron la ceniza con motivos sagrados. No se enumerarán todos sus usos, sino 3 de los principales:
1.- La ceniza servía para ponerle nombre al niño: los papás regaban ceniza en el suelo fuera de la casa, preferentemente en el cruce de caminos. El animal que primero pisara esa ceniza, habiendo dejado su huella, era el nombre que se adoptaba para identificar y darle nombre al recién nacido. El más conocido es Cuahu-temoc, que significa “águila”; en otros era gallina, jaguar, víbora. El animal era reconocido como Nahual, que significa protector o acompañante de la vida. Consecuentemente cuando el niño se enfermaba, se buscaba a su Nahual para que cuidando dicho animal, tuviera benevolencia con el niño y lo tratara mejor.
2.- Su segundo uso, era para espantar al Tecolote, más conocido con el nombre de buho y no tener un maleficio. Con la ceniza ardiente que estaba en el fogón, era posible espantar al tecolote gracias a las chispas que dicha ceniza desprendía. Por que “cuando el buho canta, el indio muere”; en pocas palabras, cuando el buho llegaba cerca de su casa y el Indio escuchaba su canto (Buuu, buuuu, buuuu), se levantaba del petate y rápidamente le arrojaba las brazas y cenizas ardientes para que espantar al animal a así no volviera a cantar por segunda vez ya que esto le taería un maleficio.
3.- La ceniza era el final de la vida del ser humano. Nuestros antepasados quemaban sus muertos y traían a la choza sus cenizas, que ponian en el suelo en forma de cruz. Así recordaban con la línea que va de norte a sur, que sus antepasados habían venido caminando del norte (No hay que olvidar que pasaron de Asia a América por el estrecho de Bering) y que su Dios Sol, al que le llamaban Tonatiúh, camina de Este a Oeste, formandose así una cruz. Recoger las cenizas del muerto, el noveno día de su partida (Novenario), es recoger los pasos de Dios-Sol y los pasos del hombre. El encuentro de las dos caminatas es la muerte. Es entonces cuando se recoge ‘la cruz’.