"...DIOS NOS DIO LA NATURALEZA, Y EL HOMBRE DISEÑÓ LOS JARDINES..."
Estos son pensamienetos que llevó a los hechos fray Andrés de San Miguel, de la Orden de Carmelitas Descalzos, artifice y creador del desarrollo que comprende todo el complejo conventual de El Carmen en San Ángel, en el siglo XVI incluyendo los conceptos arquitectónicos, artísticos, hidráulicos, botánicos y ecológicos, en donde destacaban las ricas y admiradas Huertas de Chimall Ixtac, que hoy integran parte del distintivo barrio patrimonial de Chimalistac.
Cabe mencionar que el villorrio de origen prehispánico de Chimalli = Escudo, Ixtac = la sal, lo blanco, ya despuntaba desde los tiempos del Señorío de Coyoacán como un espacio selecto y dedicado a la devoción mística, por estar reservado como un santuario exclusivo del tlatoani Cuauhpopoca, que usaba el lugar para encuentros ceremoniales de los guerreros que se alistaban para purificarse y adiestrarse en este sitio, y era punto de partida de cacerías rituales a Teololco (el pedregal).
Con motivo de la estancia de Hernán Cortés en 1519 en Coyoacán, se alojó en Chimalistac; quedando prendado el conquistador reclamó estas tierras, que después puso a disposición del noble Ixtolinque, heredero de Coyoacán, por una "...merced a la corona de España al salvarle la vida ante los tlahuicas..."
Hacia 1593 las propiedades de Ixtolinque en las fértiles Huertas de Chimalistac, pasaron a propiedad de los Desacalzos y estos se establecieron por más de dos siglos y medio para obtener las riquezas y favores de la tierra y sus aguas, en un ambiente insuperable que explotaron con arduo trabajo y gran visión al hacer producir unos 15 mil árboles frutales, algunos procedentes de España y Líbano, generando inmensas ganacias y fama, lo que ameritó una compulsa del virreinato para fiscalizar sus utilidades. Los productos se distribuyeron en sitios desde Puebla y Pachuca, hasta Saltillo y California.
En este arrebatador entorno, los evangelizadores Dominicos -Orden de Predicadores- al fundar su Convento en 1529 en San Jacinto Tenanitla (hoy San Ángel), para unirlo con el de San Juan Bautista de Coyoacán, alinearon la ruta del Camino Real de Coyoacán y establecieron en 1535 la Capilla de Indios de San Sebastián Mártir en Chimalistac.
En 1847, la invasión norteamericana con su voracidad de saqueo, rapiña y despojo, después de la Batalla de Padierna, ocupó por varios meses el Convento de El Carmen; las sementeras del Huerto, así como sus árboles frutales, hortalizas, ríos y cuidados terrenos fueron pisoteados y depredados por los soldados y sus cabalgaduras.
En 1859 con las Leyes de Reforma, todos los bienes del clero carmelitano fueron incautados, apareciendo oportunistas y adquirentes ambiciosos que no respetaron nada, como el Gral. Aureliano Rivera y el Gral. Ignacio Comonfort, así se dio inicio al desmembramiento de todo el magnífico, amplio y admirado plantel conventual.
Fue el mismo Presidente de México, Gral. Comonfort quién dictó el Decreto de autorización de la "Feria de las Flores de San Ángel" que hoy día esta célbre fiesta ya es Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
Para 1897, y a efecto de dar paso al Ferrocarril del Valle, se fraccionó el atrio del Convento en una muy amplia franja para dar lugar a la hoy Avenida Revolución, con este severo tajo se llevo a cabo la demolición de espléndidas construcciones. tales como el Colegio Carmelitano (hoy Centro Cultural San Ángel), el acueducto y el extenso aljibe.
Posteriormente en 1904, el hijo y heredero del Dr. Mariano Gálvez junto con otros inversionista, urbanizaron las Huertas con lotes y espacios habitacionales, efectuando la traza de calles y glorietas, fundando la Colonia Huerta del Carmen y se le dotó de pavimentación luminarias y red de agua; para 1911 hubo una importante fuerza promocional lo que atrajo un buen número de colonos.
Escenas de la Revolución Mexicana tuvieron hechos en Chimalistac, al ser terreno de destacados eventos, como pasar revista a sus tropas por parte del Presidente Madero, con posterioridad hubo enfrentamientos y conatos entre zapatistas y carrancistas que alternadamente tomaron posesión del Convento, sus jardines, la fábrica Loreto y hubo violencia que se extendió en las calles de la población misma.
El 17 de julio de 1928, el Presidente Electo por un segundo período Gral. Álvaro Obregón, en un homenaje en el restaurante campestre de La Bombilla, ubicado en terrenos de Chimalistac, fue inmolado. Un monumento inaugurado por el Gral Lázaro Cárdenas recuerda el lugar de este magnicidio.
Para el año 1931, se rodó en escenarios naturales de Chimalistac, la primer película del cine sonoro mexicano "Santa", basada en la novela del mismo nombre que escribió Federico Gamboa, quién habitó este pueblo en 1880; la música fue de Agustín Lara y la actriz fue Lupita Tovar en el papel protagónico.
En 1934, la prolongación de la nueva Avenida de los Insurgentes, para facilitar el tránsito vehicular y así conectar con Tlalpan, provocó otro tremendo e irreparable impacto, en una muy amplia área, contra los terrenos de las Huertas del Carmen.
Al construirse la Avenida Taxqueña en los años 50’s (hoy M. A. de Quevedo), la traza tuvo que cercenar una extensa zona de callejuelas y predios de lo que fuera el típico pueblecito de Chimalistac: para nuestra fortuna se preservó el interior del caserío con sus callejones y la hermosa y arbolada plazuela.
Al perderse -prácticamente todo- el muro divisorio y la colindancia histórica entre las Huertas del Carmen y el pueblo de Chimalistac, se dio lugar a una fusión espontánea que ahora resulta ser una conveniente unidad administrativa y comunitaria, abriendo el espacio a nuestro actual barrio histórico de Chimalistac con extensión de 0.5 km2.
A la fecha, el acoso y amenaza que enfrentamos los habitantes de este ambicionado, admirado y único espacio, patrimonio de todos, es contra los desmedidos y megalómanos intereses materiales, el abuso y violación de las leyes de uso del suelo, así como la contaminación abrumadora de pseudo-negocios perversos y malsanos que explotan los sentidos, impulsados con un único enfoque: obtener dinero exacerbando actividades que están en la frontera del exceso, que degradan las costumbres, alteran el orden y los valores que desde siempre han caracterizado la frescura, espontaneidad y tradicional forma de vivir de nuestro noble y genuino pueblo mexicano.
La violencia, la agresión invasora, la febril delincuencia y la incontenible inseguridad es una cruzada a erradicar de Chimalistac...no existe alternativa, ¡usemos nuestro emblemático escudo defensivo!
Debemos promover y trabajar esforzadamente para fortalecer y lograr resultados tangibles a través de la unión comunitaria con la mira de hacer valer los legítimos principios que nos rigen, fundamentados en Leyes, Normas, Decretos y Reglamentos que soportan los galardones de Chimalistac como una Zona de Monumentos Históricos y por el reciente Decreto que lo constituye en un digno Patrimonio Tangible e Intangible de la Ciudad de México.
Por Miguel Aguilera y Díaz Mercado.
Estos son pensamienetos que llevó a los hechos fray Andrés de San Miguel, de la Orden de Carmelitas Descalzos, artifice y creador del desarrollo que comprende todo el complejo conventual de El Carmen en San Ángel, en el siglo XVI incluyendo los conceptos arquitectónicos, artísticos, hidráulicos, botánicos y ecológicos, en donde destacaban las ricas y admiradas Huertas de Chimall Ixtac, que hoy integran parte del distintivo barrio patrimonial de Chimalistac.
Cabe mencionar que el villorrio de origen prehispánico de Chimalli = Escudo, Ixtac = la sal, lo blanco, ya despuntaba desde los tiempos del Señorío de Coyoacán como un espacio selecto y dedicado a la devoción mística, por estar reservado como un santuario exclusivo del tlatoani Cuauhpopoca, que usaba el lugar para encuentros ceremoniales de los guerreros que se alistaban para purificarse y adiestrarse en este sitio, y era punto de partida de cacerías rituales a Teololco (el pedregal).
Con motivo de la estancia de Hernán Cortés en 1519 en Coyoacán, se alojó en Chimalistac; quedando prendado el conquistador reclamó estas tierras, que después puso a disposición del noble Ixtolinque, heredero de Coyoacán, por una "...merced a la corona de España al salvarle la vida ante los tlahuicas..."
Hacia 1593 las propiedades de Ixtolinque en las fértiles Huertas de Chimalistac, pasaron a propiedad de los Desacalzos y estos se establecieron por más de dos siglos y medio para obtener las riquezas y favores de la tierra y sus aguas, en un ambiente insuperable que explotaron con arduo trabajo y gran visión al hacer producir unos 15 mil árboles frutales, algunos procedentes de España y Líbano, generando inmensas ganacias y fama, lo que ameritó una compulsa del virreinato para fiscalizar sus utilidades. Los productos se distribuyeron en sitios desde Puebla y Pachuca, hasta Saltillo y California.
En este arrebatador entorno, los evangelizadores Dominicos -Orden de Predicadores- al fundar su Convento en 1529 en San Jacinto Tenanitla (hoy San Ángel), para unirlo con el de San Juan Bautista de Coyoacán, alinearon la ruta del Camino Real de Coyoacán y establecieron en 1535 la Capilla de Indios de San Sebastián Mártir en Chimalistac.
En 1847, la invasión norteamericana con su voracidad de saqueo, rapiña y despojo, después de la Batalla de Padierna, ocupó por varios meses el Convento de El Carmen; las sementeras del Huerto, así como sus árboles frutales, hortalizas, ríos y cuidados terrenos fueron pisoteados y depredados por los soldados y sus cabalgaduras.
En 1859 con las Leyes de Reforma, todos los bienes del clero carmelitano fueron incautados, apareciendo oportunistas y adquirentes ambiciosos que no respetaron nada, como el Gral. Aureliano Rivera y el Gral. Ignacio Comonfort, así se dio inicio al desmembramiento de todo el magnífico, amplio y admirado plantel conventual.
Fue el mismo Presidente de México, Gral. Comonfort quién dictó el Decreto de autorización de la "Feria de las Flores de San Ángel" que hoy día esta célbre fiesta ya es Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
Para 1897, y a efecto de dar paso al Ferrocarril del Valle, se fraccionó el atrio del Convento en una muy amplia franja para dar lugar a la hoy Avenida Revolución, con este severo tajo se llevo a cabo la demolición de espléndidas construcciones. tales como el Colegio Carmelitano (hoy Centro Cultural San Ángel), el acueducto y el extenso aljibe.
Posteriormente en 1904, el hijo y heredero del Dr. Mariano Gálvez junto con otros inversionista, urbanizaron las Huertas con lotes y espacios habitacionales, efectuando la traza de calles y glorietas, fundando la Colonia Huerta del Carmen y se le dotó de pavimentación luminarias y red de agua; para 1911 hubo una importante fuerza promocional lo que atrajo un buen número de colonos.
Escenas de la Revolución Mexicana tuvieron hechos en Chimalistac, al ser terreno de destacados eventos, como pasar revista a sus tropas por parte del Presidente Madero, con posterioridad hubo enfrentamientos y conatos entre zapatistas y carrancistas que alternadamente tomaron posesión del Convento, sus jardines, la fábrica Loreto y hubo violencia que se extendió en las calles de la población misma.
El 17 de julio de 1928, el Presidente Electo por un segundo período Gral. Álvaro Obregón, en un homenaje en el restaurante campestre de La Bombilla, ubicado en terrenos de Chimalistac, fue inmolado. Un monumento inaugurado por el Gral Lázaro Cárdenas recuerda el lugar de este magnicidio.
Para el año 1931, se rodó en escenarios naturales de Chimalistac, la primer película del cine sonoro mexicano "Santa", basada en la novela del mismo nombre que escribió Federico Gamboa, quién habitó este pueblo en 1880; la música fue de Agustín Lara y la actriz fue Lupita Tovar en el papel protagónico.
En 1934, la prolongación de la nueva Avenida de los Insurgentes, para facilitar el tránsito vehicular y así conectar con Tlalpan, provocó otro tremendo e irreparable impacto, en una muy amplia área, contra los terrenos de las Huertas del Carmen.
Al construirse la Avenida Taxqueña en los años 50’s (hoy M. A. de Quevedo), la traza tuvo que cercenar una extensa zona de callejuelas y predios de lo que fuera el típico pueblecito de Chimalistac: para nuestra fortuna se preservó el interior del caserío con sus callejones y la hermosa y arbolada plazuela.
Al perderse -prácticamente todo- el muro divisorio y la colindancia histórica entre las Huertas del Carmen y el pueblo de Chimalistac, se dio lugar a una fusión espontánea que ahora resulta ser una conveniente unidad administrativa y comunitaria, abriendo el espacio a nuestro actual barrio histórico de Chimalistac con extensión de 0.5 km2.
A la fecha, el acoso y amenaza que enfrentamos los habitantes de este ambicionado, admirado y único espacio, patrimonio de todos, es contra los desmedidos y megalómanos intereses materiales, el abuso y violación de las leyes de uso del suelo, así como la contaminación abrumadora de pseudo-negocios perversos y malsanos que explotan los sentidos, impulsados con un único enfoque: obtener dinero exacerbando actividades que están en la frontera del exceso, que degradan las costumbres, alteran el orden y los valores que desde siempre han caracterizado la frescura, espontaneidad y tradicional forma de vivir de nuestro noble y genuino pueblo mexicano.
La violencia, la agresión invasora, la febril delincuencia y la incontenible inseguridad es una cruzada a erradicar de Chimalistac...no existe alternativa, ¡usemos nuestro emblemático escudo defensivo!
Debemos promover y trabajar esforzadamente para fortalecer y lograr resultados tangibles a través de la unión comunitaria con la mira de hacer valer los legítimos principios que nos rigen, fundamentados en Leyes, Normas, Decretos y Reglamentos que soportan los galardones de Chimalistac como una Zona de Monumentos Históricos y por el reciente Decreto que lo constituye en un digno Patrimonio Tangible e Intangible de la Ciudad de México.
Por Miguel Aguilera y Díaz Mercado.