En el ambiente del hoy Chimalistac, hace unos 2,600 años, habitaron comunidades debidamente organizadas en una estructura sedentaria, ya que cultivaban y trabajaban para satisfacer los requerimientos de su villorio y familias, que alternaban en torno al complejo centro cívico-religioso de Cuicuilco.
La fertilidad de la tierra, abundante agua y señoriales bosques disponibles conformaron un escenario insuperable muy cerca del gran lago de Texcoco y su sistema lacustre. Ya que el hombre dominó el recurso hidráulico con bordos, presas, canales y terrazas que inteligentemente alternaron con el paisaje, lograron que todo operara a favor de sus satisfactores básicos.
Así pues, Cuicuilco y su zona de influencia debió contar con hasta 10,000 habitantes hacia el siglo VI a. C., en una constante movilidad y crecimiento, y su expansión se manifestó hasta el hoy Copilco/Chimalistac, que debió ser un caserío bien cimentado y autosuficiene; las evidencias arqueológicas encontradas y exploradas no dejan lugar a duda.
Más el volcán Xitle y su fuerza tectónica alteró este bucólico sitio y su pacífica vida, provocando el abandono del lugar, quedando sólo la preservasión bajo la pesada lava.
Sin embargo, el tesón y trabajo del hombre, principalmente los habitantes del Señorío de Coyohuacan, aceptaron el reto y a pesar de lo agreste y la adversidad del paisaje de lava de hasta 8 metros de espesor, se dieron a la tarea de dominar el sitio y así se repobló, tanto en el territorio rocoso como en la magnífica margen del Río de la Magdalena (Atltic) a donde no llegó el desastre volcánico, en lo que hoy es nuestro Chimalistac.
Hoy sabemos que en Coplilco El Bajo hubo una aldea bien asentada con entierros, servicios de ofrendas, depósitos de agua y manejo hidráulico que dio manutención a una fuerza humana organizada y bien constituida, como un digno antecedente que adaptó su hábitat y se sirvió del mismo.
Miguel Aguilera
La fertilidad de la tierra, abundante agua y señoriales bosques disponibles conformaron un escenario insuperable muy cerca del gran lago de Texcoco y su sistema lacustre. Ya que el hombre dominó el recurso hidráulico con bordos, presas, canales y terrazas que inteligentemente alternaron con el paisaje, lograron que todo operara a favor de sus satisfactores básicos.
Así pues, Cuicuilco y su zona de influencia debió contar con hasta 10,000 habitantes hacia el siglo VI a. C., en una constante movilidad y crecimiento, y su expansión se manifestó hasta el hoy Copilco/Chimalistac, que debió ser un caserío bien cimentado y autosuficiene; las evidencias arqueológicas encontradas y exploradas no dejan lugar a duda.
Más el volcán Xitle y su fuerza tectónica alteró este bucólico sitio y su pacífica vida, provocando el abandono del lugar, quedando sólo la preservasión bajo la pesada lava.
Sin embargo, el tesón y trabajo del hombre, principalmente los habitantes del Señorío de Coyohuacan, aceptaron el reto y a pesar de lo agreste y la adversidad del paisaje de lava de hasta 8 metros de espesor, se dieron a la tarea de dominar el sitio y así se repobló, tanto en el territorio rocoso como en la magnífica margen del Río de la Magdalena (Atltic) a donde no llegó el desastre volcánico, en lo que hoy es nuestro Chimalistac.
Hoy sabemos que en Coplilco El Bajo hubo una aldea bien asentada con entierros, servicios de ofrendas, depósitos de agua y manejo hidráulico que dio manutención a una fuerza humana organizada y bien constituida, como un digno antecedente que adaptó su hábitat y se sirvió del mismo.
Miguel Aguilera