JESÚS GRACIAS POR SER MI VIÑADOR!
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San Lucas 13 1-9 JESÚS GRACIAS POR SER MI VIÑADOR!Hoy domingo escucharemos a Jesús, el cual espera de sus amigos que no se den nunca por satisfechos en el intento por ser cada día mejores. El corazón necesita hacerse mejor, brillar, y con él cada persona. Algo parecido a lo que ocurre con los árboles frutales, que deben dar frutos nuevos y ricos en cada temporada. Y no les debe bastar con haber dado cosecha el año anterior. En el Evangelio de hoy, además de tratar de todo esto, aparece la figura encantadora y entrañable de la persona que cultiva y cuida de la huerta, y que ama tanto a cada árbol que pide una nueva oportunidad para aquel que, en los últimos años, fue vago y no produjo frutos. ¿Arrancarle? Dijon el dueño de la viña, sin embargo el viñador dijo ¡No, no, por favor; deja que le dedique más esfuerzo, para que pueda tener ramas llenas de fruto el año próximo¡
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San Lucas 9 28-36 El Cielo empieza en la Tierra.Recientemente, el Papa Francisco en su viaje a México, afirmaba: “La fe no es camino fácil pero cuando uno confía en Dios, Dios lo hace todo más fácil”. Inmersos de lleno en la Santa Cuaresma y al contemplar la cruz caemos en la cuenta de que, todo sendero que se emprende, tarde o temprano presenta alguna espina que otra. Jesús, en su camino hacia la gloria, les anuncia que esperan horas de dolor, sufrimiento, soledad y muerte. No lo entendieron y, por ello mismo, preferían vivir en una burbuja en lo más alto del Tabor a descender y encontrarse con la dura realidad. Ser cristiano implica, además, ser fuerte con todas las consecuencias en la lucha de nuestros ideales hasta la misma muerte. Pero, como Pedro, Santiago o Juan, preferimos una fe entre algodones. Sin demasiadas exigencias. Y es que, con frecuencia, optamos por el camino fácil. Quisiéramos vivir en un permanente estado de felicidad y de ensueño. Jesús, que siempre nos devuelve a la realidad, se transfigura para que comprendamos que la fidelidad a Dios, el descubrimiento y el anhelo de su gloria, no están exentos de sufrimiento, de sacrificio, de pruebas o negación de uno mismo. Que este Año de la Misericordia nos ayude a descubrir el acto más sublime, prodigioso, radical y gratuito de Dios a la humanidad: Cristo. Aunque, seguirle, duela.
Lucas 4 1-12 QUE CAMINOS TU QUIERES TOMAR?Lo que hemos leído en el evangelio de hoy domingo, no le pasó a Jesús un solo día, sino que fue algo que se repitió a lo largo de su vida. Jesús tuvo tentaciones en su vida como todo hombre.
• ¿Cuál fue la 1ª tentación?... ¿Y qué podemos aprender de Jesús?... (No dejarnos vencer por lo cómodo lo fácil, los caprichos, las cosas materiales,... ¡Cuidado con desviarnos por los atajos fáciles y cómodos cuando aparece la cuesta arriba!) •¿Cuál fue la 2ª tentación?... ¿Y qué podemos aprender de Jesús?... (Abusar del poder, que todos hagan lo que yo quiero,... ¿Quiero que todos me sirvan en el camino, o estoy dispuesto a servir, ayudar, etc. al que camina conmigo?) •¿Cuál fue la 3ª tentación?... ¿Y qué podemos aprender de Jesús?... (No todo lo que obtendremos va a ser éxitos y aplausos. Hay que aprender a ser humilde y aceptar el fracaso y la derrota con naturalidad) • Resumimos lo que nos enseña Jesús para nuestro camino: - No caer en los atajos de lo fácil y cómodo. - Estar al servicio de los que caminan conmigo, no para que me sirvan. - Ser sencillo, sin presumir, aceptando los fracasos. Lucas 5 1-11 Y DEJÁNDOLO TODO LO SIGUIERON!En este evangelio, Lucas nos habla de la llamada de Cristo a sus cuatro primeros discípulos. Pedro y sus amigos habían escuchado hablar a Jesús y seguramente los había conmovido. Ahora se sube a su barca para predicar mejor desde ella. Una vez dentro, le pide a Pedro echar sus redes al mar. Pedro, un experto pescador, sabía que no era el mejor momento para pescar, pero por ser una petición de Jesús, acepta hacerlo. Y para su asombro, ocurre “la pesca milagrosa”, que lo dejará a él y a sus amigos, convencidos de que Jesús es el mismo Dios. A partir de ese momento, dejarán todo por seguirle, y ser “pescadores de hombres”. Si Pedro se hubiera negado a dejar subir a Jesús a su barca, o a echar las redes al mar, nada hubiera cambiado en su vida. Pero Pedro, a pesar de haber sido un hombre rudo y quizás hasta un poco testarudo, se muestra humilde y obediente ante Jesús, y haciendo lo que le pide, descubre en Él, lo que será el camino de su vida… Cuando como Pedro, con sencillez y humildad, dejamos que Dios entre en nuestras “barcas”, empiezan a ocurrir una serie de “milagros” que nos dejan asombrados y convencidos de que tenemos que hablar de él a los demás y predicar su palabra con nuestro propio ejemplo. ¡Dejémoslo entrar a nuestras vidas, y que actúe sobre ellas!
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Reflexiones y tareas domini-calesSección con reflexiones especiales dedicadas para niños. Archives
Febrero 2017
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